Por Nathanael Pérez Neró
Cuando Julio Lugo murió el pasado 15 de noviembre tenía 45 años, la edad mínima para comenzar a cobrar la pensión que gestiona el sindicato de peloteros de Grandes Ligas.
Al barahonero solo les faltaron 20 días de servicios para alcanzar los 10 años y así calificar al pago máximo, por lo que sus desembolsos mensuales hubiesen sido de unos US$5,300 cada mes si lo tomaba a los 45, de acuerdo a la fórmula de cálculo que paga en función del tiempo que un jugador figure en roster de 26 hombres hasta los 10 años (para completar un año se requiere 172 días en nómina).
Odalis Pérez tenía 43 años al fallecer el 10 de marzo y en su paso por el Big Show acumuló ocho años y 27 días de servicios. Empezaría a cobrar US$4,400 a partir de junio de 2023 de haberlo querido, un monto que subiría mientras más tiempo esperara hasta los 62 años.
¿Qué pasa con ese dinero, alguien lo puede cobrar?
Si el pelotero que fallece estaba casado su esposa se convierte en la heredera directa o una persona a quien se haya delegado ese beneficio, explica el manual informativo de la unión de jugadores (MLBPA en inglés). Pero en los casos de Lugo y Pérez funciona de forma distinta.
“Si el valor actual de la pensión es de US$1,000 o menos, es posible que su cónyuge deba recibir el beneficio en un pago único en efectivo. Si el valor actual es mayor a US$1,000 pero menor o igual a US$5,000, entonces su cónyuge puede optar por recibir el beneficio como una suma global”, explica la MLBPA a sus agremiados, una información que responde la inquietud sobre Pérez.
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